martes, 8 de marzo de 2016

Mi recompensa.

Creo que aún no he terminado de digerir todas las emociones por las cuales he pasado en las últimas horas. Mis dedos se mueven por el teclado, mis ojos miran por la ventana y mi corazón, cabalga en mi pecho. La estantería llena de libros me devuelve la mirada y un sentimiento de plenitud total: lo he conseguido. Ayer mi temblorosa mano pulsó ese botón y esperé una milésima de segundo que se me hizo eterna mientras os juro que mi respiración se detenía por completo. Y apareció. Busqué ávida esa parte en la que pone "número de orden" y lo vi. Y fugazmente, mil millones de recuerdos pasaron por mi cabeza: ese primer día en el que me matriculé en la primera academia y volví a casa cargada con los libros y las mariposas revoloteando en el estómago, los primeros simulacros y esa sensación de "no saber nada", los momentos de esperanza en los que te visualizas consiguiéndolo y escribiendo algo similar a esto, las mil lágrimas que se han escapado con rabia y tristeza, el dolor de tu espalda, los compañerxs que has hecho por el camino y algunas amistades que no se borrarán, la impotencia de ver una meta como imposible y plantearte renunciar, cada fallo en exámenes anteriores que llevas clavado en el pecho y en las sienes, tu admiración por quienes lo habían conseguido.

Ha merecido la pena. A pesar de las secuelas en la salud, en las amistades, en el bolsillo familiar, el tiempo invertido. ¿A pesar? ¡No! Desde luego que cada segundo ha merecido la pena. Aunque también siempre he querido dejarme muy claro que, aunque fuese mi sueño, aunque fuese la única forma de llegar a ser Psicóloga Clínica, esto no era lo más importante en la vida. Y ahora mismo, aunque pueda sonar jactancioso, os lo vuelvo a repetir. La salud, el amor, la vida cotidiana. Esas son las cosas realmente importantes (suena a tópico, lo sé). Y encontrar todas ellas en los días de estudio, de frustración, de dolor físico y mental, es lo que da sentido a que hoy por hoy, pueda disfrutar aun más de mi plaza. Porque la Residencia tampoco será todo un camino de rosas, desde luego, siempre tendré claras mis prioridades.

Celebrad los aciertos, aunque duelan los fallos. Celebrad lo aprendido, aunque pese la injusticia. Celebrad el camino, aunque la suerte no haya estado de vuestro lado. Explorad vuestros sentimientos, vuestras ganas, vuestro recorrido y vuestros límites también.

Podéis sentir alegría por compañeros vuestros, orgullo por exámenes muy buenos, satisfacción por la perseverancia y ganas de luchar. También podéis sentir tristeza, rabia, impotencia, frustración y envidia. Y podéis sentirlo todo a la vez. Porque sois humanos, porque estoy es muy muy muy duro y muy injusto y difícil. Todos los que hemos entrado nos lo merecíamos, pero muchos de los que se han quedado sin plaza, también. Y eso es así todos los años y sobre todo, en el PIR. Pasad vuestro duelo, coged fuerzas y no os precipitéis en vuestras decisiones ni actuaciones.

Los ganadores son los soñadores que no se rinden.

Psicóloga Interna Residente

4 comentarios:

  1. Excelente, identificada con cada una de las palabras, ayuda mucho a coger fuerza para seguir en este camino de soñadores tan difícil. Gracias por tu entrada y muy enorabuena!!!

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    1. Muchas gracias! Cuando yo flaqueaba, intentaba volver a las palabras de personas que lo hubieran conseguido y me recordaba que tampoco eran súper héroes jeje.

      ¡Ánimo!

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  2. Aysssss! Qué emoción! No dejes de escribir aquí, ve contándonos tu vida como PIR! Un besoo


    www.cienciadeti.blogspot.com.es

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  3. :)
    desde luego, ahora el blog tomará otra dirección.. un nuevo camino apasionante, lleno de incertidumbre y miedos y, sobre todo, muchas muchas GANAS por aprender :)

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