miércoles, 13 de diciembre de 2017

Primer año como Psicóloga Interna Residente

¡Muy buenas! Lamento haber estado tan desaparecida durante este último año. Como excusas diré que este primer año como Residente, ha sido especialmente movido y complicado debido a haberlo compaginado con el segundo año del máster. Pero por fin, el 26 de mayo, me convertí en R2 y acabé el Máster en Psicooncología y Cuidados Paliativos de la UCM. De modo que tras unos meses de más "relax", me propongo actualizar con más frecuencia. Cuando estudiaba el PIR, ansiaba por momentos el testimonio de personas que ya hubieran sacado la plaza y que me motivasen para continuar con el estudio y hacerme a la idea de que, el día de mañana, "yo también sería de esas". Así que aquí estoy, voy a intentar resumiros mi R1 o "pequePir" como me han estado llamando los mayores, y actualizar con más frecuencia.

El primer año de residente en Móstoles se compone íntegramente por la rotación en el Centro de Salud Mental, en el programa de adultos, ya que ésta dura 12 meses en total. Es verdad que empiezas la Residencia haciendo los cursos obligatorios para residentes (manejo del paciente en urgencias repasando sueros y patologías más comunes, bioética, radiodiagnóstico...) así que no empiezas realmente la rotación hasta mediados de junio. En mi caso, estuve un mes y poco de "observadora" con los adjuntos hasta que empecé a coger pacientes poco a poco :) Os resumo.

En Móstoles contamos con 4 adjuntos de Psicología Clínica de adultos en el CSM, una de ellas nuestra tutora. Uno de ellos es de orientación más cognitivo-conductual, otro de terapia estratégica (de Nardone), la tutora tiene la formación de Sistémica y por último, otra adjunta que está finalizando la formación en Gestalt; esta última, tiene horario de tarde, la tutora tanto tarde como mañana y los otros dos, sólo de mañana. "Coges" pacientes de los 3 adjuntos excepto de la tutora (coger quiere decir que, cuando finalizas la rotación, aquellos pacientes que vayan a continuar con el tratamiento psicológico, estarán con el adjunto que les hubiese correspondido en un principio). En Móstoles tenemos que ver, como mínimo, 80 pacientes nuevos (es decir, haber realizado 80 primeras evaluaciones); en mi caso, llegué a ver casi a 100 y de seguimiento, unos 70 y pico. En general, los adjuntos siempre están dispuestos a la supervisión (¡además de que es una cuestión de responsabilidad legal porque tienen que firmar tus informes!) y se aprende muchísimo de ellos. Llega un momento en que ya no pasas con ellos a consulta y tienes tu agenda llena llena, es decir, estás trabajando como cualquier otro facultativo, viendo pacientes unos tras otros.

En el caso de los PIRES, tenemos una hora por paciente, y normalmente nos vemos entre 5-6 al día. Al principio, se te puede quedar incluso corta, ya que tardas más en realizar las evaluaciones, aún andas "despistadillo", y pierdes el tiempo con muchas cuestiones administrativas y burocráticas (a ver dónde está el protocolo de derivación a la UTCA, por ej, y cómo rellenarlo; pasar los evolutivos al programa de ordenador del hospital al cual tienen acceso el resto de residentes y especialistas...etc).
Hasta el mes de enero, más o menos, me citaba a la mayor parte de los pacientes con una frecuencia semanal-quincenal; después, se me llenó más la agenda y algunos estaban más avanzados en el tratamiento, y fui espaciando las citas, de modo que a algunos los seguía viendo con una frecuencia semanal, otros cada 2-3 semanas... en función del momento en que estuvieran del proceso psicoterapéutico.

Mi horario era todos los días de mañana, a excepción de los martes que iba de tarde, y luego el día de AC (miércoles), que son 12-13 horas. En la AC del CSM sí que seguí siendo observadora durante toda la rotación, que se hace con la tutora (por eso de ella, no cogemos pacientes), mientras que una vez al mes iba a la UTCA y organizaba el Cinefórum con las pacientes con completa autonomía. Aparte, iba los viernes de 4 a 9 y los sábados de 9 a 2 al máster al campus (pffff una paliza).

La psicopatología y trastornos que se ven en el CSM, así como el momento de evolución de cada uno, son muy variados y heterogéneos. De hecho, incluso hemos tenido que realizar intervenciones en crisis en alguna ocasión (entonces nos coordinamos con el hospital si se requiere para que el paciente acuda también allí). En general, he podido ver muchos trastornos afectivos (sobre todo, depresión y distimia), muchísima problemática de ansiedad (ansiedad generalizada, trastorno de pánico con y/sin agorafobia, fobias específicas como la amaxofobia), trastornos de personalidad y rasgos disfuncionales (trastorno límite, narcisista, dependiente), intentos e ideación autolítica, trastornos de la conducta alimentaria (anorexia y bulimia nerviosa, trastorno por atracón), patología dual, casos relacionados con patologías somáticas como Cáncer, cuidados paliativos... etc. He de decir que me dio muchísima pena finalizar la rotación. Después de un tiempo, me sentía como pez en el agua, me manejaba muchísimo mejor durante las sesiones (y además, siempre tienes a mano a algún adjunto que encantado, te echa un cable), tienes muchísima responsabilidad e independencia (tu agenda, tu despacho en solitario todos los días, tus pacientes, tus informes...) y me encantan el modelo de terapia que se puede hacer en el CSM (tienes bastante tiempo por paciente, puedes verlos evolucionar durante muchos meses, no te interfieren cuestiones externas como sí que ocurre en la UHB...).

Este primer año me ha servido para coger tablas, sentirme muchísimo más segura, aprender diferentes modelos de terapia (de momento, tiendo a la integración con una predilección especial por la Sistémica y el Psicoanálisis Relacional) y es cuando me he empezado a sentir "de verdad psicóloga y de verdad residente". Tras esta rotación, me manejo sin mayores dificultades en una evaluación en cualquier dispositivo y situación, he re-descubierto con qué tipo de pacientes me siento más cómoda, aquello que se me da mejor, aquello otro que no...

En las siguientes entradas, os iré contando las siguientes rotaciones ya como R2: la Unidad de Hospitalización Breve de Psiquiatría (UHB), el Centro de Rehabilitación Psicosocial (CRPS), el Centro de Atención Integral al Drogodependiente (CAID, en la que estoy actualmente) y las que me quedan aún (Hospital de Día, uno de los puntos más fuertes de Móstoles, y Atención Primaria con Medicina de Familia y Pediatría).

Para terminar, recordar los momentos de risas y desahogo en administración y en el corner durante las comidas, los cafés de la tarde buscando huecos imposibles, los días agotadores y frustrantes en los que te refugias en algún compañero, las miles y miles de lecturas, las horas de supervisión y acabar con el cerebro y alma a rebosar...

Mucho ánimo a quienes estáis estudiando el PIR, ¡esto sigue mereciendo la pena!

La aventura continúa...