miércoles, 18 de marzo de 2015

¿Hay alguien ahí? Crónica del post-PIR o la vida misma.

¿Estoy siquiera yo ahí?

Los cientos y picos siguientes a los privilegiados y afortunados de la plaza, estamos a la sombra. Unidos, uña y carne, en el ánimo mutuo, el recelo, la tristeza, el anhelo, el sueño. El sueño. Por encima de todo, el sueño. Nuestro sueño. Hacer el PIR no es un paso "natural" para lxs psicólogxs, no es un trámite más. Solamente, para aquellos que queremos hacer la especialidad de Clínica y la queremos ejercer de forma legal. Y la mayor parte, no lo conseguimos. Algunxs, no "lo conseguirán nunca" (no me quiero incluir en ese grupo aún).

Esta convocatoria ha sido rara, muy rara. Un examen sin un sólo criterio diagnóstico, ni una pregunta de Psicoanálisis... aún no hemos entrado a valorarlo del todo, pero ha sido raro. Ni más ni menos difícil, pero sí diferente. De repente, no sé cuántas preguntas de Psicopatología de la Afectividad. Ale, porque sí. Que eran esos temas que "te los miras por encima porque cae una pregunta cada muuucho y además, hace muuucho que no cae ni una pregunta". Zassssssssca. Que te las sabes, pero ya te descoloca un poco. Y luego, fallas la más fácil de Reserva pero anulan la que veías "obvia". Eso sí te han corregido bien el examen en el Ministerio las DOS veces que se han equivocado (gracias por aumentar nuestra agonía^^).El caso, que ha sido raro.

 Salí del examen tranquila y contenta. Dominaba muchas cosas que el año pasado, ni me sonaban. Sabía que tendría fallos tontos, pero me arriesgué al máximo y dejé sólo 3 en blanco (¡mi objetivo era dejar menos de 6!). Comienzan los compis por el foro a corregir preguntas. HORROR, voy contracorriente. Se ve que mi cerebro funciona al revés que el de la mayoría porque aquellas en las que hay controversia, he contestado casi en solitario. Bien, vamos bien. En fin. Sale la plantilla del ministerio y...oh, Dios mío, oh... hablo con compis, miro listas... según todas las quinielas estaría... ¡¡de las primeras!! Vale, vamos a intentar ser cautos... Quizás tan tan arriba no, porque este año puede que suban las notas pero...¡dentro seguro! Intento no hacerme ilusiones pero me las hago y me las hacen. Y lloro. Y grito. Procuro mantener la calma pero me es imposible, estoy rozando mi sueño con la yema de los dedos. Una diminuta parte de mí sigue teniendo muuucho miedo, pero me animo a dejarme disfrutar por una vez de la experiencia después del horroroso enero que pasé. Comenzamos a hacernos nosotros mismos la listas provisionales en el foro y...¡sigo dentro! Algo más bajita que años anteriores pero..¡dentro! Y de repente, HOSTIAS, ¿de dónde sale toda esta peña? ¿¿608 puntos?? ¿HOLA? Y me voy quedando en el límite. Voy perdiendo las esperanzas. Como dije, razono al contrario que la mayoría y en eso, nunca salgo beneficiada en las impugnaciones (el año anterior, no subí ni un mísero puntito). Me dicen que no me rinda, que mantenga la fe y yo repito que, simplemente, soy realista: ¿por qué seguir sufriendo hasta el final? Y, efectivamente, no subo ná de ná con las impugnaciones. TOMA YA. Me voy a quedar a poco, me voy a quedar a poco... con mis 184,67 netas, mis 194 aciertos y mis 3 en blanco...¡me voy a quedar a poco! Otro año más. Otro año más para mi espalda, para mi cabeza, para mis ojos, para mi cuerpo y mi alma. Y encima, retrasan la salida del número de orden. Yo sólo quiero descansar, dejar de pelearme con la gente que me dice "la esperanza es la último que se pierde" (cuando yo quería darles con un cazo en la cabeza, nos os ofendáis amigxs y familiares si leéis esto).

Llega el día. Mi número: 203. Ya está. Por fin. Ya había llorado todo lo que tenía que llorar, ya había pasado mi duelo. Estaba preparada para la tristeza; sin embargo, no estaba preparada para otro sentimiento que, por lo general, me es ajeno: la envidia. Sí, lo reconozco, tengo envidia. Y siento una impotencia profunda: he hecho todo lo que podía hacer y lo que pensaba que debía. Y por cierto,¡olé qué notazas! El número 118 de este año (nota de corte para el turno normal) es prácticamente la misma nota que el número 1 del año pasado :) el último tiene 578 puntos (si no estoy mal informada).

Así que intento no pensar en la Psicología, no hablar de nada de ello. Pero forma parte de mí, la elegí, es mi vocación, no es simplemente una profesión.. de modo que comienzo a replantearme toda mi vida. TODA. Todos mis valores, mis convicciones, mis deseos, el camino que he recorrido y por qué estoy aquí. Comienzo a hacer cambios, aunque cada semana es un palo que me vuelve a dejar la cabeza un poco gacha; de todas formas, aquí sigo,¿no? No me voy a dejar la salud y la vida estudiando, lo tengo claro; como me dijo mi médico el día que supe el número: "sigue persiguiendo tus sueños pero recuerda que tú vales mucho más que para un PIR". Creo que son las palabras que más me han servido de todas las que he ido oyendo y leyendo estos meses.

Me he querido convencer de que NO quiero hacer esto, de que no me hace falta ser Psicóloga Clínica ni hacer la Residencia. Pero es que voy al hospital a urgencias y me entra un cosquilleo en el estómago que no puedo evitar; las mariposas cabalgan a sus anchas por mí cuando oigo algo sobre un nuevo tratamiento para la esquizofrenia o cuando me piden consejo sobre el TLP; que la emoción se me atasca en la garganta imaginando una interconsulta en Psicooncología. En conclusión: estoy enamorada de la Clínica. Leo las reflexiones de mis compis que han sacado plaza (no sólo del PIR) y aunque se me bañan los ojos en lágrimas y vuelvo a sentir esa (puñetera) envidia.. siento que ese es mi destino. Nací para esto. Nací para estar en una consulta, para escuchar a los demás, para aprender y luego, no aplicar nada a mi vida (o sí, quién sabe). Nací para madurar en una profesión que es dura, que te va dando de leches con la realidad del sufrimiento y la esperanza humanos, como el cuero deja atrás su blandura.

Tengo muy claro que quiero esto. Todo lo demás: ni idea. Pero sé que quiero esto, sé por qué estudié Psicología, sé por qué quiero hacer el PIR. También sé lo que no quiero: rendirme, conformarme, amargarme, malgastarme, echarme a perder. Menos es nada,¿no? Ya lo dije: mi relación más larga, ha sido y es con el PIR, con sus Vallejo, Belloch, Marino, Caballo, Ballesteros... sus criterios DSM y CIE, su farmacología, su disonancia cognitiva, sus teorías jerárquicas de la inteligencia, sus Cinco Grandes... hasta lo que no me gusta, me encanta. Es una verdadera relación de amor y odio, de altibajos, de reproches y malas caras pero, sobre todo, es una relación de vida al completo. VIDA. Aunque vosotrxs me veáis "parada", todo el día estudiando "sin hacer nada". Esto es mi vida, es mi sueño. Cada día que paso sentada, horas y horas, estoy cumpliendo un sueño y probándome a mí misma que puedo hacerlo, contra todo pronóstico y contra todo consejo. Que mi médico me dijo : "¿estás segura de que quieres hacerlo?" y no dudé ni un segundo en contestar..

Aún no tengo del todo fuerzas para volver a empezar y de momento, los palos en diferentes formas y con distintos disfraces, siguen llegando. 2015 está siendo tela telita tela marinera. Y navegaré sobre olas y tempestades, yo soy dueña de mi propio timón. No pretendo ser el colmo del optimismo, aunque por lo general suelo serlo. Pero hoy no, hoy reconozco que esto es muy duro, que esto duele, que esto no es fácil, que esto no es lo que esperaba, que estoy cabreada y agotada, que esto ofuscada y triste. Todo eso, lo hago mío. También digo que merece la pena. AHORA, HOY, EN ESTE MOMENTO. Esta mereciendo la pena, aunque mi sacroilíaca opine lo contrario (pues tú te callas, que aquí la que manda soy yo, ya nos apañaremos tú y yo para estudiar este año).

Estoy dolida, pero a cabezota no me gana absolutamente nadie.

Comenzamos en breves, nuevo reto: 200 aciertos,  3 en blanco.

¡GO!