martes, 25 de marzo de 2014

Querida Yo..

Hoy han salido las listas definitivas.  Sí, todos ya sabíamos desde hace algo menos de un mes si íbamos a obtener la tan ansiada plaza o no. Y sí, la mayor parte nos hemos puesto a ello o ya tenemos planeado el próximo año. Y desde el día que hicimos el examen, ha habido un torbellino de emociones en nuestro interior y hemos superado muchísimas cosas. Quizás, alguna de esas emociones se haya vuelto a revolver esta mañana al ver el número final. No es que haya cambiado mucho la cosa, pero ya no hay más. A partir de aquí, todos volvemos a empezar. Puede que hayáis sentido otra vez ese pellizquito en la boca del estómago, ese nudo en la garganta. Y habréis respirado, os habréis levantado.Y a seguir.
Y entonces me he puesto a pensar en lo joven que soy y lo joven que era cuando decidí embarcarme en esta aventura.  Como ya comenté por aquí, siempre había querido trabajar en el mundo de la Sanidad. Y desde que me decanté por Psicología, supe que haría el PIR. Y lo veía tan diferente a cómo lo veo ahora. Ni mejor ni peor, sino distinto. No creo que fuera sólo el hecho de que no hubiera tenido aún un contacto directo con la experiencia, sino que yo tampoco era del todo la misma.

Entré en la facultad con 17 años, después de mucha lucha. El segundo día, el decano nos dijo que él se quedó impávido en la primera clase de Estadística: "¿Esto es la Psicología?". No, claro, tú te imaginas analizando las personalidades de las personas, quizás tengas como referente máximo a Freud y te ves en una consulta resolviendo todo tipo de situaciones, o en un colegio feliz, o quizás en una empresa con traje. Y de repente empiezas a dar curvas de atención, a perros que salivan, cosas tales como "recuperación espontánea de la RC" y ANOVA. Y alucinas cuando te hablan de la prosopagnosia y te crees que sabes un montón de cosas. Sí, estamos empezando a aprender y eso te llena, pero no sabes todo lo que viene por delante. Y quizás el primer año te desmotives un poco cuando de psicología sólo sabes hacer un análisis de regresión múltiple y el efecto Stroop. Y bueno, el desarrollo del tubo neural, algo apasionante. Y te quedas ahí con la sensación de "yo qué hago aquí".

Y hoy pienso, ¿qué me habría dicho yo en ese momento?.
"No desesperes, la estadística sirve, tu TFG dependerá de ello, les sacarás miga a los artículos. Y todo esto, sirve. Es inherentemente interesante, tanto para tu vida diaria como para tu futura labor profesional. Tienes tiempo, tiempo de sobra para empaparte de los conocimientos, hablar con los profesores, buscar libros, escuchar a las personas y aprender de la vida. No tengas miedo, todos estamos igual de perdidos. Disfruta de cada clase, conoce a tus compañeros, ve a charlas y a conferencias. Siéntate en el césped, tómate una cerveza. No procrastines, pero no te quedes encerrada todo el día estudiando. Intenta dar el máximo de ti, absorbe."

Os invito a pensar qué os habríais dicho en cada año de facultad, en todo este tiempo. Imaginaos hace un año, cuando empezasteis a estudiar  el PIR. Pensad qué habrías necesitado de verdad deciros. Y ahora, parad. Dejad un momento los subrayadores, el foro, los manuales, las academias. Quedaos a solas con vosotros mismos, con vuestros sentimientos. Y pensad qué vais a necesitar este año que comienza. ¿Qué os querréis decir en un año? ¿Habréis llegado a vuestra meta?

Querido yo a los 17

Os invito a recordar por qué os embarcasteis en esta aventura. ¿Qué os llevo a coger este camino? ¿Qué os impulsa a continuar? Buscad en vuestro interior, revolved en vuestras entrañas. Ese motivo íntimo, ese cosquilleo que os hace seguir avanzando. Apuntadlo, guardadlo en un trocito de vuestro corazón y abridlo cuando os puedan la impotencia y el cansancio.

Y ahora, no miréis más hacia atrás. Ahora sólo queda el hoy y el mañana.

viernes, 14 de marzo de 2014

No te rindas.

No te rindas, aun estas a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento,
aun hay fuego en tu alma,
aun hay vida en tus sueños,
porque la vida es tuya y tuyo también el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero.
Porque existe el vino y el amor, es cierto,
porque no hay heridas que no cure el tiempo,
abrir las puertas quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron.
Vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa, ensayar el canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos,
No te rindas por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aun hay fuego en tu alma,
aun hay vida en tus sueños,
porque cada día es un comienzo,
porque esta es la hora y el mejor momento,
porque no estas sola,
porque yo te quiero.


Mario Benedetii.

jueves, 13 de marzo de 2014

"Vive como si murieras para poder morir diciendo que esto mereció la pena".

Otra vez. Y miro al pasado y me resulta extraño y distante que haya pasado tan rápido todo. Hace un año estaba en las prácticas del hospital, emocionada como una niña pequeña, feliz levantándome cada día antes de las siete de la mañana, leyendo un libro sobre el TLP en el metro, saludando a las personas de recepción y al vigilante de seguridad de la puerta al llegar; abrir mi cuaderno de notas, hacer hipótesis, escuchar, observar, aprender, emocionarme; demostrarme a mí misma que mi sitio era ahí, en la consulta. El temblor de manos y la felicidad agarrada en mi garganta en mi entrevista con mi primer paciente. Cómo se me pasaba el tiempo volando con los niños. Y veía a los residentes: hablando de tratamientos que yo no conocía, de teorías que ni me sonaban. Y aprender, aprender. Y absorber, absorber. Imaginarme allí, con la bata blanca. El vuelco en el estómago que me dio cuando me confundieron con una residente. Sí, ese era mi destino, pero en ese momento no tenía claro en qué momento se cristalizaría. Ahora sé que nunca lo voy a saber, aunque ese día llegará, por supuesto. Pero hace un año, no sabía cuándo exactamente iba a prepararme el PIR: que si el MPGS, másteres de Clínica,que si la ley cambiaba a cada día, cada profesor nos decía una cosa... Pero empecé a buscar información, volví a esa academia por la pasaba todos los días durante mi infancia y lo decidí: me apunté al curso de mayo, mientras acababa la carrera. Me sentía más perdida que un niño en un centro comercial. Hablaban de cosas que yo no conocía, de autores que nunca jamás había oído, de un libro que llamaban "la Biblia" y no sé cuántas cosas más. Pero estaba tan feliz: me había decidido, ya estaba en ello, ya sólo quedaba mirar hacia delante.

Pasaron muchos meses, acelerados entre estas 4 paredes. Y van a volver a pasar. De hecho, ya lo están haciendo. Y entonces miras a tu alrededor. Tus compañeros se van dispersando, todo el mundo continúa con su vida. Algunos tienen trabajo, otros están en másteres, otros encaminándose hacia el Doctorado. Y de repente, te sientes atrás, como una niña abandonada de la que los demás se han olvidado. Te dicen planes y tú "siempre estás con lo mismo" y no puedes salir. Vuelves a leer lo mismo una y otra vez. Y entonces, puede que te desesperes. Piensas que "merecerá la pena", es tu SUEÑO. Pero, ¿cuándo llegará tu momento? ¿cuándo será tu día? Pasas por delante del Ministerio de Sanidad y te da un vuelco el corazón. Y entonces, tienes que cambiar la perspectiva y decir, ¡qué demonios!, ahora también MERECE LA PENA. Merece la pena madrugar, estar sentada durante horas y horas. Merece la pena renunciar a ciertas cosas. Porque merece la pena todo lo que estoy aprendiendo, maravillarme con la historia de la Psicología desde tiempos tan antiguos, ver cómo puedes palpar la magia saliendo de los libros, cómo tu cerebro va integrando los conceptos, cómo ves la realidad de otra forma. Ese manual con olor a nuevo, esos bolis de colores tan vivos, ese esquema en el que te esmeras durante horas. Los compañeros que vas conociendo en el camino, su altruismo, sus ánimos, su bondad. Me llevaré los libros el poco tiempo que me vaya de vacaciones y cuando esté estudiando, levantaré la vista y sentiré la brisa. Y sabré que estoy haciendo lo correcto, que sigo viva, que mi esfuerzo es mayor que el de muchos otros. Que quienes te quieren de verdad nunca han dejado de estar a tu lado y si los necesitas, solamente te basta con alcanzar la mano; que la esperanza que depositan en ti es lo más grande que puede haber.

Tenemos que disfrutar el camino o nos perderemos la vida misma. Con calma, paso a paso. Y entonces, llegaremos a la meta final completamente preparados para lo que pueda avecinarse. Y entonces, comenzará otra nueva sendera, otra importante parte de tu vida. Pero por favor, no te olvides de que ahora también es vida.