domingo, 18 de octubre de 2015

La montaña rusa emocional.

El tiempo va pasando y pesando. Aunque seas la persona más optimista del mundo (como es mi caso) es imposible no sentir cómo los días transcurren, el momento se acerca, el pasado te persigue, los libros parecen infinitos y las horas se marcan bajo tus ojos. Y puede que te levantes radiante de motivación y entusiasmo, deseando comerte el mundo, cumplas todo el planing y descanses para comer orgullosa de ti misma y, de repente, cuando te tenías que volver a poner a estudiar, no puedes evitar "echarte un ratito en el sofá" y levantarte de mal humor y maldecir las tablas de Marino y sus contradicciones con Vallejo. "Y yo para qué me tengo que saber esto", "total, si luego darán por válida la que les dé la gana", "cómo narices he podido fallar esto OTRA VEZ ", "pero a ver, hombrecillos, por qué hacéis tratamientos y luego os enfadáis y hacéis cada uno el vuestro si son prácticamente iguales" y bueno, demás improperios y Pensamientos Automáticos Negativos (PAN) que circulan por mis sinapsis en ciertos momentos^^  Luego vienen los momentos de "pero qué estoy haciendo con mi vida, ¿de verdad quiero/hace falta TANTO que haga la residencia?"; esas dudas existenciales, al menos en mi caso, en realidad NO son dudas, son momentos en los que me gustaría justificar que me puedo rendir. La cuestión es que yo no me rindo, al menos no de momento, no puedo rendirme con algo con lo que sueño todos los días. Otra cosa es que necesite ir haciendo algo con mi existencia aparte de pegar el culo a la silla y que tenga otros intereses más allá del PIR (creo que el máster que comienzo en breves me va a ayudar mucho en eso) pero no, yo QUIERO Y PUEDO con el PIR.

Y entonces,¿qué hago con los momentos de desesperación y poca tolerancia a la frustración? Los "compartimentalizo". ¿Sabéis lo de "la hora de preocuparse"? Estudio, me pongo a hacer preguntas o esquemas y comienzo a concentrarme, poco a poco y cuando termino, si sigo con el ánimo por los suelos y con muchos PAN, dedico un ratito a pensar en ello y a recordarme por qué sigo aquí, echándole horas y valor. No me perdonaría que por estar cansada, desmotivada y agobiada, perdiese horas y horas y horas de estudio. OJO, esto NO quiere decir que siempre siempre dé el 100% de mí misma y que no haya días que le pueda echar menos horas por agotamiento mental y físico, pero al menos lo dejo pasar, dejo correr esas sensaciones y esos pensamientos porque son NORMALES, porque esto es muy duro y es una carrera de fondo y de velocidad también (estos meses es cuando empieza la velocidad). Porque soy humana, me pongo triste, me deprimo, tiro la toalla, me caigo, lloro, tengo pataletas y mis caprichos. También soy perseverante, luchadora y sé a por lo que voy, soy consciente de mi meta y mis posibilidades. Y también tengo memoria y miro hacia atrás y aunque veo lo fracasado, también veo lo conseguido y lo avanzado.

Confiad, confiad en vosotros que habéis conseguido lo que os habéis propuesto, que habéis terminado una carrera y que os habéis embarcado en este viaje por algo. No os comparéis, cada situación y cada persona es completamente diferente. Yo creo que a veces las redes sociales nos hacen un flaco favor porque, por lo general, solemos poner los momentos "alegres" y no hacemos eco de los malos momentos (aunque bueno, también hay gente que parece que se desahoga con el ordenador y cuenta toooodas y absolutamente tooodas sus penurias jeje) . El caso es que nos dejamos llevar por la fachada, nos dejamos llevar por los netas, por la forma de hablar de alguien, por la cantidad de cuadritos y apuntes hechos a ordenador que tenga, por las fotos que tenga de fiesta, por el percentil, por la personalidad que muestra... Eso no tiene nada que ver con vosotros ni nada que ver con vuestro examen. Dejadlo de lado, centraos en vuestra rutina y nada más.

Y... montaos en esta montaña rusa emocional. Comprad el ticket y repetid una y otra vez, aprovechad las subidas y respirad en las bajadas, coged impulso y antes de lo que parece, llegará el final. Pero tampoco dejéis que el precio condicione vuestras vidas, cada uno sabe lo que realmente merece la pena. Yo seguiré aquí mientras así sea.